A casi dos años del lanzamiento de ChatGPT, la inteligencia artificial ha demostrado ser una fuerza transformadora que va mucho más allá de las llamativas capacidades generativas. No se trata de cómo puede escribir, pintar o componer, su verdadero impacto radica en cómo esta tecnología está reconfigurando a toda velocidad estructuras económicas, sociales y laborales a nivel mundial; y si bien su incidencia ya es visible, sus efectos más profundos comenzarán a notarse con más fuerza y claridad en los próximos años, a medida que la automatización acelere el desplazamiento de los trabajadores de sus empleos tradicionales.
En los últimos dos siglos, diversas innovaciones tecnológicas han provocado una transformación del mercado laboral. En algunos casos, reemplazando a los empleados por completo, mientras que en otros no solo ha generado roles que hasta el momento no existían, sino que dieron lugar al nacimiento de industrias totalmente nuevas. De las operadoras telefónicas a los chatbots de atención al cliente, o del linotipo a la impresora hogareña, la historia está llena de ejemplos de trabajos que han sido modificados o eliminados por el avance tecnológico. En este ciclo de cambio continuo, la inteligencia artificial no será la excepción, impactando tanto el presente como el futuro del empleo.
Según un informe del banco de inversión Goldman Sachs, para 2030 la IA podría reemplazar de manera directa el 25% de todos los empleos a nivel mundial. Por su parte, un estudio reciente del MIT y la Universidad de Boston sugiere que esta tecnología podría desplazar a dos millones de trabajadores en el sector industrial solo en 2025; mientras que del otro lado del espectro estadístico se encuentran análisis como el de la consultora Gartner, que asegura que para el año 2036 la inteligencia artificial habrá generado 500 millones de nuevos puestos de trabajo.
La paradoja es que si bien es cierto que actualmente la IA está creando nuevas oportunidades laborales, lo está haciendo mayormente en perfiles vinculados al análisis de datos y el desarrollo y mantenimiento de las propias tecnologías de IA, donde la demanda se ha multiplicado por siete desde 2016. Del mismo modo, no se puede pasar por alto que la proporción de roles que requieren habilidades altamente especializadas, como el desarrollo de grandes modelos de lenguaje y redes neuronales, representan menos del 1% del mercado laboral.
Nuevamente, la realidad es bastante más compleja que lo que sugieren los titulares más alentadores, y mientras el sector experimenta un crecimiento explosivo en ciertos nichos especializados, su huella directa en el mercado laboral global sigue siendo por lo menos modesta. Por otra parte, los roles en IA demandan una formación universitaria avanzada, con años de especialización y un dominio profundo de programación y ciencias duras, como matemáticas y estadísticas.
Estas habilidades no solo requieren una formación académica sólida con su consiguiente inversión en educación, sino que además es fundamental contar con una mente ágil y analítica, capaz de comprender problemas complejos y plantear soluciones innovadoras. En este campo no basta solo con el esfuerzo, en muchos casos, implica una predisposición natural para pensar de manera lógica y creativa a la vez, un cocktail intelectual que no suele abundar.
ADP, una multinacional especializada en servicios de gestión de recursos humanos, realizó una encuesta entre 35.000 trabajadores del sector privado en 18 países para evaluar sus perspectivas sobre el impacto que creen que tendrá la IA en su futuro laboral. Los resultados revelaron que la gran mayoría de los consultados (el 85%) está convencido que la inteligencia artificial afectará sus empleos, aunque aún no tienen muy en claro cómo, ya que las opiniones se dividen entre los que creen que esta tecnología los ayudará a desempeñar sus tareas como una herramienta de apoyo y quienes temen que reemplazará total o parcialmente sus funciones. Por último, el estudio revela que los trabajadores más jóvenes son quienes están más convencidos de que la IA impactará de manera directa en sus carreras profesionales.
Un nuevo informe de Citigroup, la mayor empresa de servicios financieros del mundo, concluyó que el sector bancario será uno de los más afectados por la inteligencia artificial, con un 54% de los puestos en riesgo de ser reemplazados de manera directa por estas soluciones de automatización. El mismo informe encuentra que un 12% de los empleos en la banca y el mundo de las finanzas podrían verse potenciados por esta tecnología, sin llegar a reemplazar completamente el rol humano.
Otros sectores con alto riesgo de desplazamiento laboral son los seguros (48%), la energía (43%) y el mercado de capitales (40%). Al mismo tiempo, el estudio estima que la adopción de la IA podría incrementar las ganancias del sector bancario global en un 9%, pasando de 1,7 mil millones de dólares a 2 mil millones.
Para el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), trabajos rutinarios o repetitivos, como el ingreso de datos, tareas administrativas o contabilidad, son algunas de las profesiones más vulnerables. A diferencia de disrupciones laborales anteriores que afectaron principalmente a trabajadores manuales, la transformación impulsada por la IA se centra en tareas cognitivas repetitivas y roles de oficina tradicionalmente considerados “de cuello blanco”. Esta tendencia ya es visible en el sector tecnológico, que en lo que va del año lidera las pérdidas de empleo con más de 130 mil puestos de trabajo eliminados, atribuidos directamente al impacto de la inteligencia artificial.
La naturaleza tiende al equilibrio como un principio fundamental de su funcionamiento. En los ecosistemas, por ejemplo, la interrelación entre depredadores y presas, el ciclo de las estaciones, y los procesos de vida y muerte funcionan como una compleja red de interacciones que buscan mantener la estabilidad del entorno. Si uno de estos factores se descompensa, la naturaleza tiende a restaurar el equilibrio, aunque a veces a través de procesos dramáticos como erupciones volcánicas, tormentas intensas, inundaciones o sequías.
Este equilibrio entre fuerzas opuestas es necesario para la estabilidad y el progreso, y lo mismo ocurre en la interacción entre la tecnología y la humanidad. La IA tiene el potencial de transformar industrias y automatizar tareas con una eficiencia nunca antes vista. Sin embargo, esta transformación conlleva el riesgo de la pérdida masiva de puestos de trabajo, lo que podría generar enormes desequilibrios sociales y económicos si no se maneja adecuadamente. La tecnología puede impulsar el crecimiento y la productividad, pero es la responsabilidad humana la que garantiza que ese crecimiento sea sostenible y equitativo.