“Tenés a todos los chorros de [Sergio] Massa en las listas. ¿Crees que vas a cambiar algo con tantos chorros dentro de tu lista?”. La frase le pertenece a Patricia Bullrich. Fue una de las preguntas que eligió hacerle a Javier Milei en octubre de 2023, durante el segundo debate presidencial. Desde entonces transcurrió solo un año. En política, una eternidad.
Hoy Bullrich es una ministra fiel a Milei y una socia de La Libertad Avanza. Y el Presidente –que siempre negó públicamente que Massa haya “armado” sus listas– embiste a fondo contra el líder del Frente Renovador. En la última semana, el Gobierno involucró al massismo en tres denuncias públicas vinculadas a la AFIP, AySA y el Enacom. Y se mostró –al menos en lo discursivo– dispuesto a barrer con funcionarios y empleados nombrados en los meses en los que Massa estuvo al frente del Ministerio de Economía.
En la Casa Rosada, fuentes muy allegadas al Presidente aseguraron a este medio que no existe algo deliberado contra Massa y que simplemente hubo “temas que se acumularon” en estos meses. “No es direccionado ni es por diseño. Sólo que en el Estado levantás una piedra y hay massismo… se nos acumularon las cosas. Hay que ir graduando las interlocuciones y los frentes”, dijo un estrecho colaborador de Milei. Según pudo saber este medio, tampoco Massa interpretó una embestida orquestada contra él y buscó minimizar la secuencia. “Él no ve una película ahí”, aseguró alguien que lo trató en las últimas horas.
Las medidas que tomó ayer la Casa Rosada al anunciar la disolución de la AFIP y la creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), sin embargo, tuvieron a Massa como blanco político. Puertas adentro, según pudo saber LA NACION, los funcionarios hablaron directamente de “destruir” al massismo en Aduanas, donde hasta diciembre talló Guillermo Michel, mano derecha del líder del Frente Renovador.
“El compañero Sergio metió a más de 3000 personas en Aduanas en agosto del 2023, cuando estaba congelada la planta del Estado. No sabemos si son todos massistas o no, lo que es seguro es que los vamos a sacar”, soltó esta tarde un importante colaborador de la Casa Rosada. La cifra es llamativa si se tiene en cuenta que, a diciembre, en Aduanas había en total 6300 empleados. La planta de la AFIP no varió demasiado en los últimos años: cuando Mauricio Macri se fue dejó a 21.900 agentes y el final del mandato de Alberto Fernández había 22.100 empleados.
En su comunicado oficial, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, fue más sutil y dijo que con la disolución de la AFIP “se reducirán en un 45% los cargos superiores y en un 31% los inferiores” y que “se van a reubicar y pasar a disponibilidad aproximadamente 3100 empleados que ingresaron en el último gobierno kirchnerista”. En el organismo ya comenzaron las protestas.
En el Frente Renovador aseguran que en Aduanas, pese a la enorme influencia política que supo tener Michel, los funcionarios que tuvieron una continuidad entre la gestión anterior y la administración libertaria son “de carrera” y con amplia antigüedad en la planta. Que incluso Andrés Velis, el funcionario que ayer Milei designó como nuevo director de Aduanas, trabajó palmo a palmo con Michel luego de pasar por múltiples casilleros sensibles dentro del organismo. “Es bizarro el planteo político. Se van a quedar solo los marginales si ofrecen malos sueldos”, lanzaron en las filas del Frente Renovador.
Antes de Velis, el Gobierno había designado a Rosana Lodovico –que fue subdirectora General de Operaciones Aduaneras Metropolitanas durante la gestión de Massa y Michel– y más tarde a Eduardo Mallea, un hombre del estudio Brouchou y Funes de Rioja. La última mutación en el organismo recaudador –así como también su cambio de nombre– tomó forma durante un sinfín de reuniones de los últimos meses en el despacho del asesor presidencial todoterreno, Santiago Caputo.
Cambio y continuidad
En sus albores, la administración de Milei había conservado a varios funcionarios de extracción massista en el organigrama. Incluso a Michel le habían ofrecido quedarse, según testigos de aquella transición de diciembre. Las continuidades no sorprendían si se tenía en cuenta que en muchas listas de concejales de La Libertad Avanza en municipios del conurbano se podían encontrar candidatos que antes habían abrevado en el Frente Renovador. Ninguna de las dos terminales admitió nunca una sociedad electoral.
Este año, con el correr de los meses, el Gobierno fue desplazando a funcionarios que habían estado vinculados al massismo. Pero en los últimos días la embestida fue mucho más directa.
La semana pasada, Adorni denunció a la gestión de Malena Galmarini en AySA. “Se detectaron gastos innecesarios por más de 4800 millones de dólares durante la gestión anterior”, dijo el vocero oficial. “De los más de 200 millones de dólares destinados a obras, el 25% se asignó a Tigre y Malvinas Argentinas, municipios políticamente cercanos a sus directivos”, agregó en una de sus conferencias de prensa.
Galmarini no contestó las acusaciones del Gobierno. En la red social X se limitó a compartir el mensaje de un usuario que señalaba: “Destruyen las jubilaciones y las universidades y mandan a Adorni a hacer una acusación falopa que no se cree nadie para cambiar el foco de la discusión”.
En AySA, luego de la corta estadía de Marcelo Papandrea al frente de la empresa, asumió Alejo Maxit, un funcionario que había trabajado en la Anses durante la gestión de Cambiemos. Pero, tal como publicó LA NACION, en muchas de las cuestiones operativas diarias siempre tiene fuerte injerencia Eduardo Endeiza, director general administrativo y operativo de AySA, que supo trabajar para Massa en la Secretaría de Finanzas que comandaba Eduardo Setti y que ahora asimiló el libreto libertario en lo referido al ajuste de personal y recursos.
En medio una batería de anuncios con la mira puesta en las operadoras de telecomunicaciones, en tanto, el Gobierno ayer también hizo un tiro por elevación a la gestión del massista Claudio Ambrosini al frente del Enacom. Luego de anunciar que en la licitación de 5G se pondrán a disposición los 150 Mhz, Adorni mencionó una investigación de la Auditoría General de la Nación (AGN) que data del 2020 que encontró que Telecom y Telefónica debían más de $3000 millones en aportes al Fondo Fiduciario del Servicio Universal (FFSU). “El Enacom falló en controlar”, dijo el portavoz.
En Enacom, Milei ordenó una intervención y puso al frente Juan Martín Ozores, que en abril echó a 50 funcionarios de la gestión anterior que se desempeñaban como titulares de las delegaciones en las distintas provincias del país.
Trenes Argentinos es otro lugar que en la gestión anterior estuvo bajo la órbita de Massa y que luego fue mutando de acuerdo al manual libertario. El primer titular de la empresa de la era Milei fue Adrián Luque, que hasta 2021 había sido concejal del Frente Renovador en San Miguel. En julio, la Casa Rosada le pidió la renuncia y colocó al frente de la empresa a Matías Galparsoro. Este funcionario llegó a Trenes hace once años –de la mano de Florencio Randazzo– y ocupó funciones en las distintas líneas ferroviarias. Ahora quedó al frente de la empresa con un perfil técnico.