Fiesta en los mercados, miseria en la vida real

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La fiesta de los mercados, una constante en las últimas semanas, no sólo es hija del ajuste a la economía real, sino que es la contracara de una depresión económica que parece perpetuarse. A contramano de lo que vende el Gobierno, los datos de actividad en el mes de septiembre y lo que va de octubre reportan una prolongación de la recesión, sin fecha cierta de salida. La industria metalúrgica, el consumo masivo, la construcción, los viajes de fin de semana largo y hasta la producción de autos reportan cifras muy negativas, que empeoran con una caída aún sostenida del empleo del 2 por ciento y un freno en la recuperación de los salarios que se dio, según el SIPA, en el mes de agosto.

Según supo, hay un informe que inquieta particularmente al Gobierno, porque es de una consultora bastante afín a Javier Milei. 1816, una de las firmas más consultadas en la City, les envió a sus clientes un reporte que muestra, en septiembre, sólo tres sectores en verde, y el resto en rojo pleno. En el mes previo, habían reflejado una recuperación más sólida en cinco rubros. En el último período, en tanto, quedaron en terreno positivo los Préstamos en pesos al sector privado, con alza de 7,2; Patentamiento de Autos con un 9,2 y Despachos de Cemento con un módico 1,1 por ciento.

Entre lo negativo, destacan casi todo el proceso de la industria. En las últimas horas, la Asociación de Industrial Metalúrgicos (ADIMRA), aportó un dato preocupante. En septiembre, la actividad del sector cayó 7,3 interanual, con una pequeña suba intermensual del 0,8 por ciento. Así, el mes es el peor septiembre desde el 2019. En 9 meses, además, la metalurgia cayó 14,1% comparando con el mismo período del año anterior. El sector es madre de industrias y muy importante para la construcción, además de para las fábricas. Por eso, también golpea el dato de que el uso de capacidad instalada es del 50,1 por ciento, 5 puntos porcentuales menos que el mismo año del 23 y casi 10 puntos por debajo del promedio de todo el año pasado. En síntesis, la industria de metales tiene sólo 5 de 10 máquinas operando. Este punto es relevante y tira por la borda otra idea que el Gobierno intenta instalar, que es que hay inversiones en cantidad. Lo que ocurre es lo contrario, y cuando active la economía, alcanzará con que las fábricas enciendas máquinas inactivas para trabajar más, ni siquiera precisarán invertir.

Una rápida mirada por rubros precisa que las empresas proveedoras de las cadenas de valor de la construcción, consumo final y automotriz son las que demostraron peores desempeños relativos, con caídas de hasta -11%, mientras que las vinculadas a la cadena de petróleo, gas y minería continúan registrando las menores variaciones interanuales negativas. Es decir, lo que más cae es lo más relevante para el PBI. Para el presidente de ADIMRA, Elio Del Re, “teniendo en cuenta que nos encontramos en una tendencia de altibajos que genera incertidumbre, ya que la actividad metalúrgica se encuentra muy por debajo de sus niveles históricos”.

Para la UIA, hay “un grado de recesión”

Por su parte, Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), salió a bancar al Gobierno por el ajuste y le puso palabras elegantes a la crisis y: “las medidas de reordenamiento (del Gobierno) implican un grado de recesión (pero) la hemos sostenido con poco nivel de despedidos”, expresó.

En la otra esquina, las cifras que adelantan en el Centro de Estudios de la casa fabril muestran que a las fábricas se le vienen meses de “serrucho”, con alzas módicas y bajas, como la que adelantaron para septiembre.

En la entidad gremial empresaria, que está empezando a definir autoridades para el recambio de marzo, niegan que vaya a existir una recuperación en “V” e, inclusive, tampoco ven una curva ascendente modera. “Lo que hay es recesión con estancamiento”, explican.

Los ladrillos y el consumo masivo

La consultora Vectorial precisó, en este contexto, que “los datos de agosto muestran una actividad industrial y de construcción que no despega y que refleja una caída del 6,9% interanual en la producción manufacturera. Aunque algunos sectores, como la molienda de oleaginosas y la refinación de petróleo, registraron leves alzas, los rubros de mayor valor agregado siguen en declive. La construcción también se contrajo, influenciada por el recorte en la obra pública, que cae un 79,1% real desde enero”.

El sector ladrillero, además, mostró en septiembre que la crisis sigue. El Grupo Construya, que nuclea a las empresas que venden materiales para la obra, informó una baja del 22 por ciento interanual y del 5,4 intermensual. Según confiaron a este diario fuentes de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), hasta tanto no termine el ajuste, no se va a recuperar la actividad.

La tercera pata que no da señales de reacción es el consumo, que es la víctima más directa del ajuste. Es que el corazón del mismo es una transferencia de ingresos de sectores pobres a concentrados, que es lo que incrementó ganancias e hizo que los bolsillos quedaran flacos. Eso hace que no haya dinero para pagar más que tarifas y costos fijos. Así, en septiembre, según Scentia, el consumo masivo volverá a caer entre 17 y 18 puntos, la caída más alta del año. En el sector pronostican que no ven en el escenario corto una mejora de gasto. Este año, habrá 12 meses seguidos de baja en el consumo, algo que no ocurrió nunca en la historia.